Las olvidadas réplicas de “La Piedad” en un pueblo de Perú que el Vaticano
visitó para restaurar la original de Miguel Ángel Martin Riepl Especial
para BBC Mundo, Perú junio 2017
El Vaticano envió una
comitiva de emergencia muy cerca al Lago Titicaca, en el altiplano andino, para
encontrar la réplica de La Piedad.
Quienes los vieron aún los recuerdan
agitados por la falta de oxígeno. O quizás era por la urgencia de su misión.
Habían viajado 10.500 kilómetros desde
Roma para buscar en ese sitio insospechado uno de los diseños más famosos del
genio italiano Miguel Ángel Buonarroti, muerto en el siglo XVI: una réplica exacta de su escultura de La Piedad.
La escena podría haber sido parte de una
novela de intrigas vaticanas.
En el interior de una capilla remota,
sobre la cima de la bóveda que guarda los huesos de los primeros pobladores del
lugar, los esperaba la imagen de la Virgen María con el cuerpo de Jesús en su
regazo.
En la iglesia de
Santiago Apóstol se encuentra la capilla de La Piedad.
Pero a diferencia de la escultura
original, que se ubica en la Basílica de San Pedro en El Vaticano, la de Lampa
es completamente negra.
¿Qué tiene aquella réplica que motivó un
viaje urgente al otro lado del mundo?
12 martillazos
Hace pocos días recordaron en Roma los
45 años del ataque a La Piedad.
El 21 de mayo de 1972, un visitante
húngaro llamado Laszlo Toth saltó sobre la escultura gritando que él era Miguel Ángel y la golpeó doce
veces con un martillo.
La estatua original, ubicada en la
Basílica de San Pedro, ahora está protegida por un cristal a prueba de balas.
En segundos le rompió la nariz y un párpado, despedazó la mano
izquierda y quebró la rodilla del Cristo.
Cuando finalmente lo bajaron a la
fuerza, sobre el suelo de la catedral se esparcían más de cien trozos de mármol.
El delicado rostro de la Virgen,
esculpido para verse más joven que su hijo y bella durante la eternidad, estaba
destrozado.
¿Cómo hacer el milagro de restaurar una
de las obras más impresionantes del renacimiento italiano?
En medio de este debate, alguien
encontró en los archivos vaticanos un dato inesperado.
Una copia exacta de La Piedad había sido
enviada varios años antes al sur de los andes peruanos, casi en la frontera con
Bolivia.
Lampa tiene 15.000 habitantes y la conocen
como la ciudad rosada debido al revestimiento de sus casas. Ahora hay quienes
la llaman “Ciudad de La Piedad Negra y la Piedad Blanca”.
"La réplica que tenemos llegó de El
Vaticano y es como una gota de agua en relación a otra",
dice Oscar Frisancho, presidente del Patronato de la Ciudad de Lampa.
"Tomarle las medidas era necesario
para restaurar la original", agrega a BBC Mundo.
Días después del ataque el equipo de
arquitectos italianos llegó a Lampa, 3.900 metros más cerca del cielo que Roma.
En el lugar, sin embargo descubrieron
que La Piedad que había enviado la Santa Sede no era la única. Habían dos esculturas: una negra y una blanca.
"Que la destruyan"
Hasta ahora es un misterio cómo el
senador peruano Enrique Torres convenció a Juan XXIII en 1960 de enviar la
réplica a su natal Lampa.
Se sabía que el Papa no era muy amigo de
copiar piezas de arte únicas y menos repartirlas por el mundo.
Y si hay algo único, eso es La Piedad.
La Piedad blanca, hecha de yeso, pesaba
demasiado para colocarla en el domo de la capilla y fue necesario hacer una
copia de ella.
El aluminio le da su color a La Piedad
negra de Lampa.
Miguel Ángel tenía 24 años cuando
terminó de esculpirla en 1499.
Quien observa la estatua original casi
puede sentir la suavidad de los labios de María o los rizos de Jesús entre los
dedos. El velo de la virgen más que de mármol asemeja la seda, y el brazo de
Cristo parece tener sangre en las venas.
Al momento de copiarla, los artistas italianos usaron un material más modesto: yeso blanco.
"Pero cuando llegó a Perú era muy
pesada y no podían ponerla sobre el domo, así que en Lima deciden hacer una
copia de la copia", cuenta Gabriel Castañeda, el párroco de Lampa.
En la bóveda bajo ella se guardan los
huesos de los primeros pobladores de Lampa.
Fue así como se forja
en aluminio La Piedad negra que está hoy en la capilla.
"El Papa la autorizó con la
condición de que destruyeran la de yeso, sin embargo nunca se destruyó", apunta el párroco a BBC Mundo.
Lo irónico es que la delegación de 1972
tomó las medidas de la Piedad blanca, esa que se salvó de ser destruida, para
restaurar la original.
Esculturas olvidadas
Cuarenta y cinco años después, son las
réplicas las que necesitan atención.
Hay que tener fe y creer en los milagros
cuando se pide dinero para conservar las vírgenes andinas.
La iglesia de Santiago Apóstol, en Lampa, está considerada patrimonio nacional.
Apenas llegan visitantes, el presupuesto
local es tan escaso como el oxígeno y los habitantes son tan pocos que casi
todos se conocen las caras.
"No hay infraestructura suficiente
para los turistas. Trabajamos para promover y atraer inversiones pero todavía
faltan", admite Briseida Pauro, Directora de Turismo de la Región de Puno
a BBC Mundo.
La Piedad Blanca está en un salón de la
municipalidad y muchos llegan y se van sin enterarse que
existe.
La Piedad Negra se luce más, pero su capilla se ve deteriorada: el
tiempo y la falta de mantenimiento han corroído los mármoles de las paredes.
"Y hasta han entrado a robar",
denuncia el párroco Gabriel Castañeda.
"Se llevaron piezas de plata que
eran parte del altar principal y también del anda para las procesiones",
agrega a BBC Mundo.
Aunque el hoy Santo Juan XXIII pidió
destruir esta copia de La Piedad, los vecinos de Lampa la conservaron.
Pero al momento de señalar al
responsable de conservar las estatuas, todos apuntan al lado.
La iglesia pide presupuesto al gobierno
regional, la dirección regional de turismo señala al ministerio de cultura, la
oficina local del ministerio informa que las estatuas no están
catalogadas como patrimonio cultural y recuerda que la iglesia
es la dueña.
Y así vuelve a empezar.
"Las vírgenes son ahora parte de
nuestra identidad y debería haber un compromiso por
cuidarlas", enfatiza Oscar Frisancho, del Patronato de Lampa.
Los lampeños sienten a las Vírgenes tan
suyas como los romanos a su original.
Y pensar que cuando la atacaron a
martillazos, artistas de El Vaticano propusieron no restaurarla.
El destino de Laszlo
Luego de que lo bajaran a golpes de La
Piedad, Laszlo Toth fue internado en un hospital siquiátrico italiano por dos
años.
El desastre que había dejado fue para
algunos artistas una suerte de símbolo de los tiempos y pidieron dejar a la Virgen herida.
Con cualquier otra escultura, dejar las
huellas del ataque hubiera sido tolerable. Pero no con La Piedad
Antonio Paolucci, director de Museos
Vaticanos
Otros defendían restaurarla, pero
mostrando las cicatrices del martillo.
"Con cualquier otra escultura,
dejar las huellas del ataque hubiera sido tolerable", dijo el director de
Museos Vaticanos, Antonio Paolucci.
"Pero no con La Piedad. No con ese milagro del arte", agregó para Reuters.
Las fotografías y medidas tomadas en Perú
fueron parte de un minucioso proceso de restauración que duró diez meses.
La Piedad Blanca está en un salón de la
municipalidad y muchos llegan y se van sin enterarse que existe.
El trabajo fue tan perfecto que cuando
La Piedad se exhibió nuevamente, sólo quedaba una huella del ataque: un grueso
cristal a prueba de balas.
Laszlo Toth no tuvo oportunidad de
acercarse de nuevo a la Basílica de San Pedro. Aunque nunca fue juzgado, al
salir del siquiátrico lo deportaron a Australia,
en donde vivía antes de llegar a Italia. Murió en 2012
"A mí me parece muy bien que
quieran darle mantenimiento a nuestras réplicas, pero deben de convocar a alguien especializado", dice
Gary Mariscal, director de la oficina del Ministerio de Cultura de Puno.
"Y especialistas en el arte del
renacimiento no tenemos por aquí", advierte a BBC Mundo.
Quizá ha llegado el momento de recibir
una nueva comitiva vaticana.
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