Después de más de un siglo de misterio, se desvela la identidad de la joven a la que el pintor holandés le dio su lóbulo mutilado. abc.es
Van Gogh inmortalizó en el cuadro «Café de París» el sitio en el que conoció a Gabrielle
Se
siguen desvelando misterios en torno a la oreja del gran Van Gogh.
Si
hace unos
días ABC publicaba que un manuscrito
del médico que asistió al pintor ponía de manifiesto que fue el mismo el que se
infligió a sí mismo con una navaja de afeitar tras una tormentosa discusión
con Gauguin (que se expone ahora en el Museo Van Gogh de
Ámsterdam en una nueva muestra), hoy se conoce a la destinataria
del pabellón auricular mutilado
El atestado del
jefe de la policía de Arles, que también se exhibe an la exposición, pone de
manifiesto que pintor holandés se había presentado en un burdel con su
propia oreja en la mano y se la había encomendando a una mujer como
«algo muy valioso».
De acuerdo con los
datos aportados ahora por la revista especializada The Art Newspaper, esa joven
era Gabrielle Berlatier, la hija de un granjero francés. En su
reciente libro «La oreja de Van Gogh. La verdadera historia», Bernadette
Murphy, ya se conoce la existencia de esta chica, pero la autora afirma que le
había hecho la promesa a sus descendientes de no revelar su nombre hasta
recibir su permiso para hacerlo.
La revista ha
seguido las pistas dejadas en la meticulosa obra de Bernadette
Murphy y le ha conducido hasta un archivo del Instituto Pasteurde
París, donde Berlatier fue tratada de rabia.
Allí se especifica
que la joven, de 18 años, vivía en Mas de Faravelle en Moulès, una villa a tres
kilómetros de Arles. El 8 de febrero de 1888 fue mordida por un perro que le trasmitió
la rabia. Allí le cauterizaron la heridadeformándole el brazo, y la
trasladaron a París donde recibió la vacuna que salvó su vida.
El lugar donde se
conocieron
El costoso tratamiento
empeoró la situación económica de su familia por lo que se vio obligada
a trabajar en el burdel, si bien «como era demasiado joven para ser
registrada como prostituta», solamente trabajó como parte del grupo de
limpieza, puntualiza The Art Newspaper. Así consta sin duda en los libros del
prostíbulo.
Cómo se conocieron
Gabrielle y el pintor parece que también está documentado. La joven
simultaneaba su trabajo en el burdel como empleada en el Café de la
Gare, propiedad de los amigos de Van Gogh y donde el artista se hospedó
durante cuatro meses.
De hecho existe un
cuadro del genio titulado «Le café de nuit», pintado tres meses
antes del incidente de la oreja. Sobre este café comenta Murphy que aunque no
era un burdel, «si era una casa de citas y de vez en cuando se ve alguna puta
sentada a la mesa con su pareja». Al parecer son las palabras que el
propio Van
Gogh le dijo a su amigo
Emile Bernard sobre el local en cuestión.
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