El curioso disfraz que usaban los médicos para evitar
la peste Pedro
Gargantilla. Madrid 24/02/2017
Una de las máscaras que más furor causan en todos los carnavales del mundo es la que tiene forma de pico y se acompaña de una vestimenta atávica que llega hasta el tobillo. Este ropaje fue usado por los médicos medievales como método de protección ante la peste negra.
La máscara del «doctor de la peste» tiene su origen en una epidemia del siglo
XIV que acabó con un tercio de los europeos. Se atribuyó la peste a conjunciones planetarias, cometas o erupciones volcánicas, considerados fenómenos sobrenaturales.
XIV que acabó con un tercio de los europeos. Se atribuyó la peste a conjunciones planetarias, cometas o erupciones volcánicas, considerados fenómenos sobrenaturales.
Durante la Edad Media se usaba la palabra “peste” o “plaga” para
referirse a cualquier enfermedad
que se acompañara de una elevada mortalidad. De todas las epidemias que
asolaron Europa durante los siglos XIV y XV la “peste negra” fue la más
mortífera de todas. Se estima que fallecieron
entre el 40-90% de las personas infectadas y que acabó con el 30%
de la población europea.
El punto
de partida de la epidemia fue la península de Crimea –a orillas del mar Negro-. En 1346 la
ciudad de Caffa, en aquel momento una colonia genovesa, se encontraba asediada por el ejército mongol, en cuyas filas se manifestó inicialmente la enfermedad.
Fueron los mongoles los que extendieron el contagio a los sitiados al
catapultar sus muertos al interior de los muros. Esto propició que la
peste se propagará rápidamente primero por toda la colonia y luego hasta
Italia, cuando los genoveses emprendieron el viaje de regreso. Desde Génova la epidemia se extendió como la
pólvora por el resto de Europa.
Se llamó “peste negra” porque una de sus manifestaciones más
características era la presencia de bubones, unas lesiones cutáneas que adoptaban una coloración negro-azulada.
Explicaciones sobre su
origen
Circularon curiosas explicaciones sobre su
origen: corrupción del aire provocada por la emanación de materia orgánica en
descomposición, fenómenos
astronómicos (conjunción de determinados planetas, paso de
cometas...) y fenómenos geológicos (erupciones
volcánicas o movimientos sísmicos). Todos estos hechos se consideraban fenómenos
sobrenaturales achacables a la cólera divina, era el castigo por
los pecados cometidos por la humanidad.
Actualmente sabemos que la enfermedad está
provocada por una bacteria (Yersinia pestis) que afecta a la rata negra y que
se transmite mediante la picadura de las pulgas, que actúan como parásitos de
estos roedores.
Los doctores de la
Peste
Los médicos que atendieron a los enfermos
con peste en el siglo XIV utilizaban un curioso atuendo: vestían con una túnica
de piel gruesa encerada que les llegaba hasta el tobillo, se cubrían la cara
con una máscara en forma de pico de ave, provista de sustancias aromáticas para
mitigar los malos olores.
Médico de la peste
La famosa máscara de “Il dottore della
peste” que aparece en carnavales de todas las latitudes. Además los médicos
llevaban guantes, calzado y sombrero confeccionado con piel de cabra. En la
mano derecha sujetaban una vara, con la que examinaban al paciente desde una
distancia prudente, para evitar el riesgo de contagio.
La primera cuarentena
de la historia
Simultáneamente, se iniciaron medidas de
aislamiento para evitar la propagación de la enfermedad, siendo las autoridades
de la ciudad francesa de Marsella las primeras en adoptarlas. Se estableció que
todo barco que llegase a su puerto con un enfermo o con una persona sospechosa
de padecer la enfermedad debería permanecer a bordo durante un periodo de
treinta días, antes de bajar a tierra. Los venecianos prolongaron este periodo a
cuarenta días, lo cual dio origen al término “cuarentena”, que aún seguimos
utilizando para referirnos al periodo de observación al que se debe someter a
una persona para detectar la existencia de signos o síntomas de una enfermedad
infecciosa.
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