El
fin de los misterios de la oreja de Van Gogh LUIS VENTOSO Madrid 01/11/2016 ABC.es
Nuevas
investigaciones confirman que se la seccionó por completo tras conocer la
noticia de que su hermano y benefactor Theo se casaba.
Retrato
del pintor holandés Vincent van Gogh - Heleen van Driel
El pintor holandés Vincent van Gogh se suicidó de un tiro de revólver en el pecho en un pueblo del Norte de Francia, en julio de 1890. Tenía solo 37 años y ponía fin a una vida de locura, miseria y fracaso. Paradigma del genio incomprendido, de las 2.100 obras que creó en su corta vida solo logró vender una. Hoy valen una fortuna y es celebrado como un artista que rompió moldes. En una puja en Nueva York en 1990, un magnate japonés pagó 82,5 millones de dólares por uno de sus retratos del doctor Gachet, que se convirtió entonces en el cuadro más caro de la historia.
Van
Gogh es también el protagonista de uno de los episodios más conocidos y
comentados de la historia del arte, aunque poco tiene de artístico: la
automutilación de la noche del 23 de diciembre de 1888, cuando con una navaja
barbera se cortó su oreja izquierda en su habitación de su casita amarilla de
Arlés, en la Provenza. La truculenta noche acabó con el artista ofrendando su
oreja a una chica de un burdel local del que era asiduo. Se la entregó envuelta
en papel estraza poco antes de caer inconsciente. ¿Quién era aquella mujer?
¿Por qué se infligió Vincent van Gogh tan terrible castigo? ¿Se debió, como
siempre se ha dicho, al inmenso disgusto por ruptura con su amigo Paul Gauguin?
¿Cuál era el alcance real de la herida? ¿Se seccionó todo el apéndice o solo el
lóbulo de la oreja, como piadosamente dijo su familia por entonces?
Especulaciones
Las
incesantes especulaciones a veces rondan el planeta Dan Brown. Este año está
previsto que se estrene una película que sostiene que el suicidio de Vincent
fue en realidad un asesinato. En 2009, dos investigadores alemanes concluyeron
que la oreja más famosa de la historia fue cortada por Gauguin.
“Los estudios médicos concluyen
que Van Gogh padecía esquizofrenia y epilepsia, agravados por su alcoholismo”
Algunos
de los enigmas podrían quedar aclarados 128 años después gracias a dos libros.
«Estudio del Sur: Van Gogh en Provenza», del historiador Martin Bailey,
sostiene que la chispa final que desencadenó la automutilación fue la noticia
de que su hermano Theo, su confidente y patrocinador, se casaba: «Justo unas
horas antes de cortarse la oreja, recibe carta de París con la noticia de que
su hermano ha conocido a una joven holandesa de visita en la ciudad, Johanna
Bonger, y que en solo unos días decidieron casarse». Vincent teme quedarse
todavía más solo y perder además a su único mecenas, Theo, marchante de arte
que con su ayuda económica le ha permitido dedicarse a la pintura.
La
carta de Theo a Vincent anunciándole su boda se ha perdido. Pero el historiador
Bailey ha analizado la correspondencia de toda la familia que se custodia en el
Museo Van Gogh de Ámsterdam. A su juicio, allí hay material suficiente para
sustentar su tesis. En concreto alude a una misiva de Theo a su madre, donde le
solicita su bendición para su matrimonio y le dice que también contará de
inmediato la nueva a Vincent.
Reconstrucción
Tantos
años después, resulta difícil reconstruir qué pasó exactamente en diciembre de
1888, en una noche de lluvia en una habitación de alquiler del Sur de Francia.
Apodado «el loco del pelo rojo», Van Gogh arrastraba un largo y temprano
historial de problemas mentales. Los estudios médicos actuales concluyen que
padecía esquizofrenia y epilepsia, agravados por su alcoholismo y una mala
alimentación. En el hospital de Arlés donde lo ingresaron tras el navajazo
consignaron un «delirio generalizado». Muchas veces se ha incurrido en una
cierta glorificación de la locura de Vincent, que habría provocado la
singularidad de su estilo. Hoy se piensa que la historia fue justo el revés:
Van Gogh logró ser un gran artista pese al lastre de su enfermedad mental, nunca
gracias a ella.
Vincent
soñaba con crear una comuna de artistas amigos en Arlés. Logró que fuese a
vivir allí con él para pintar juntos su idolatrado Gauguin, que llegó a final
de octubre de 1888. Van Gogh, ilusionadísimo, le preparó un cuarto y un
estudio. Trabajaron codo a codo nueve semanas. Fue entonces, por ejemplo,
cuando Vincent pintó «L’Alleé des Alycamps», un paisaje vendido el año pasado
por 66,3 millones de dólares.
“Van Gogh logró ser un gran
artista pese al lastre de su enfermedad mental, nunca gracias a ella”
Pero
la convivencia es imposible. Gauguin es mandón y soberbio y Vincent, una
destemplada bomba de relojería. Llevan dos días encerrados en la casa amarilla,
por una lluvia sin tregua, cuando estalla una violenta discusión. Gauguin le
anuncia que se marcha y sale a la calle. Según su testimonio, Vincent lo
persigue con una navaja barbera en la mano. Van Gogh retorna a su habitación.
Frente al espejo que le ha servido para sus autorretratos se corta la oreja.
Tras vendar la herida, que sangra profusamente, se encamina a un prostíbulo de
la calle Bout, frecuentado por él y por Gauguin. Allí entrega el apéndice
envuelto en papel a una joven llamada Rachel. Lo siguiente es la aparición de
la policía, que lo encuentra inconsciente por la pérdida de sangre. Vincent
tiene 35 años. Dos años más tarde se suicidará, tras previo paso por un
psiquiátrico.
Investigación
¿Quién
era Rachel y cuál fue el alcance real de la lesión? A esas preguntas ha
dedicado ocho años de investigación Bernadette Murphy, una profesora inglesa
que llegó a la Provenza como turista en 1994 y se quedó para siempre. Su libro
se llama «La oreja de Van Gogh, la verdadera historia» y ha conseguido aclarar
dos dudas: ha probado que el pintor se cortó la oreja al completo, y no solo el
lóbulo, y ha establecido la identidad de la chica del burdel a la que se la
dio. Su nombre real era Gabrielle y no era una prostituta como se pensaba, sino
una limpiadora que trabajaba allí para pagar el tratamiento médico tras las
mordeduras de un perro rabioso.
La
indagación de Bernadette Murphy, de 58 años, resulta novelesca, porque hasta
pasa por Hollywood. En 1956, Vincente Minnelli rodó «El loco del pelo rojo»,
una biografía de Van Gogh con Kirk Douglas en el rol. La película se basaba en
una novela de Irving Stone de 1934. La investigadora inglesa descubrió que
Stone viajó a Arlés en 1930 para cerrar detalles de la historia y se entrevistó
con Félix Rey, el médico que había atendido a Vincent cuarenta años atrás en
aquella terrible noche. A petición del escritor, el doctor Rey le dibujó un
esquema de la herida, que confirma que la oreja fue seccionada por completo.
Con gran tenacidad, rastreando en los archivos del novelista, Bernadette Murphy
ha encontrado el dibujo del médico en la biblioteca Bancroft de California.
“Bernadette Murphy ha establecido
la identidad de la chica del burdel a la que Van Gogh le dio la oreja”
Para
establecer la identidad de la joven del prostíbulo, la investigadora preparó
una base de datos de 15.000 personas que vivían en Arlés en la etapa de Van
Gogh. Descubrió que Rachel era un seudónimo de Gaby, Gabrielle, una sirvienta a
la que un año antes había mordido un perro rabioso. La herida fue cauterizada
con un hierro candente y le dejó una espantosa cicatriz. «Van Gogh era una
persona muy sensible ante la gente en dificultades. Creo que le quiso dar un
regalo de su carne», teoriza la historiadora.
Su
tesis se ve reforzada por el hecho de que Van Gogh estaba por entonces
obsesionado con la religión. «Mi querido amigo ha llegado a creerse Jesucristo»,
señaló con cierto sarcasmo Gauguin. En su delirio, Vincent había pretendido que
su carne reemplazase la de Gabrielle dañada por las mordeduras.
Una
historia terrible, que tampoco acaba bien para su hermano Theo. Se casó con Jo
Bonger y tuvieron un hijo (abuelo del controvertido cineasta Theo Van Gogh).
Pero el hermano y benefactor de Vincent murió solo seis meses después del
suicidio del pintor, con la mente ida por los estragos de la sífilis.
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